Uno de mis primeros trabajos para un alumno del colegio Highlands el Encinar de Madrid. Muy fiel en mi estilo original. Llevaba toda mi vida desarrollando pequeños personajes siempre niños con cabezas desproporcionadamente grandes. Me gustaba mucho, porque siempre pensé que todos de pequeños somos un poco más cabezudos y no sólo de proporción, sino en la manera de comportarnos. La vida es el camino que nos va puliendo. Y por eso, mis niños eran tercamente cabezudos.
Acuarela original 9,4x14 cm.
Año 2011
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